El 1 de agosto se celebra el Día Mundial de la Alegría, que fue instaurado en 2010 por iniciativa del colombiano Alfonso Becerra en un Congreso de Gestión Cultural celebrado en Chile.
En un principio, esta fecha fue conmemorada en, al menos, catorce países del mundo, incluidos Chile, Brasil y Argentina, entre otros, aunque hay que decir que hoy en día se celebra universalmente.
El Día Mundial de la Alegría sirve para reflexionar sobre la importancia de tener presente ese sentimiento en cada momento de la vida y su poder transformador.
Expertos psicólogos definen a la alegría como una emoción pasajera que se manifiesta por medio de la risa o la sonrisa, aunque también es cierto que la alegría provoca manifestaciones de todo tipo, desde saltos, aplausos, bailes… Cada persona la manifiesta de forma diferente.
Realmente, la alegría es una emoción subjetiva, y dependerá mucho de la persona a la que preguntes. Habrá personas a las que les provocará alegría estar tumbados en una hamaca en una playa del Caribe. Y para otros, la alegría es hacer una buena caminata en la montaña.
Lo que sí es cierto es que una persona alegre rinde más, tiende a estar más sano, a superar las dificultades, y a provocar alegría a las personas que tiene alrededor, a hacer el bien.