El 12 de mayo fue designado Día Internacional de la Fibromialgia en homenaje a la fecha de nacimiento de Florence Nightingale. Este día se conmemora con el objetivo de concienciar a la población acerca de estas enfermedades que padecen entre el 3% y el 6% de la población mundial.
La Fibromialgia (FM) es un síndrome clínico de origen desconocido en el que el principal síntoma es el dolor musculo esquelético crónico y generalizado, que afecta tanto a miembros superiores como a inferiores y al raquis, durante al menos 3 meses consecutivos.
Pueden presentarse además otros síntomas como fatiga intensa, alteraciones del sueño, ansiedad, depresión, rigidez matutina o cefaleas, entre otros.
El síntoma principal de la fibromialgia es el dolor, que puede ser leve o intenso. Las áreas de dolor se denominan puntos de sensibilidad, los cuales se encuentran en el tejido blando de la parte posterior del cuello, los hombros, el tórax, la región lumbar, las caderas, las espinillas, los codos y las rodillas. El dolor se irradia luego desde estas áreas. Las articulaciones no se afectan, aunque el dolor puede sentirse como si proviniera de ellas. El dolor puede empeorar con la actividad, el clima húmedo o frío, la ansiedad y el estrés. Todo esto hace que la fatiga, el estado anímico deprimido y los problemas con el sueño se den con frecuencia en los pacientes con Fibromialgia y Fatiga Crónica. También puede haber otros síntomas asociados como síndrome de intestino irritable, problemas de memoria y concentración, entumecimiento y hormigueo en manos y pies, disminución de la capacidad para el ejercicio y jaquecas o migrañas tensionales.
El diagnóstico está basado en criterios relacionados con el periodo durante el que se mantiene el dolor generalizado, el número y localización de las zonas afectadas y las pruebas que descartan la existencia de otras patologías. Por lo general el diagnóstico suele ser un proceso largo en el que intervienen diferentes especialistas que van descartando otras enfermedades. No existen pruebas ni de imagen ni analíticas que confirmen este diagnóstico. Las pruebas complementarias, en este caso, solo sirven para descartar otras enfermedades.