Hoy recordamos el nacimiento de uno de nuestros símbolos patrios más importantes.

El General Belgrano, en la ciudad de Rosario, el 13 de febrero de 1812 escribe una misiva al gobierno nacional solicitando que se declare el uso de la escarapela nacional para poder distinguir claramente los soldados propios de los enemigos. Nuestro Prócer intenta de esta manera instalar el espíritu de unión entre los nacionales para poder así, avanzar como sociedad.

El 18 de febrero de 1812 el Gobierno nacional, por entonces el Triunvirato, le notifica a Belgrano su resolución de que desde esa fecha, se haga y se reconozca la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose como tal la de los colores blanco y azul celeste,  quedando abolida la roja con la que antiguamente se distinguían.

A partir de 1951 se celebra el día de la escarapela nacional el 18 de mayo.

Con la escarapela siempre en el pecho y en nuestros corazones. Luzcamos con orgullo los colores celeste y blanco teniendo presente los valores de Unión y Libertad para todas y todos los habitantes nuestra querida Argentina

Los símbolos nacionales dan sentido de pertenencia, nos identifican y nos unen.

Hacer uso de los mismos y significarlos son parte fundamental de la construcción de Identidad, de ser parte de un territorio y de pertenencia a una Nación.

Esta temática puede ser utilizada como disparador para abordar el sentido de pertenencia, la importancia, el reconocimiento y la valoración del Otro y el hecho de ser aceptado por los demás,  respetando así la historia propia y la común.